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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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17-06-2018

Qué habrá que enfrentar

 

 

 

 

 

SURda

Opinión

México

Guillermo Almeyra

 

 

Ya es evidente que la abstención será esta vez algo menor y que Andrés Manuel López Obrador obtendrá la primera mayoría relativa frente a sus adversarios, quienes probablemente no lleguen ni a la mitad del electorado incluso sumando sus resultados.

Las urnas mostrarán abiertamente a todo el mundo la crisis gravísima del establishment y la debilidad de las clases dominantes en México, que hoy están divididas respecto a qué hacer al día siguiente de la elección presidencial.

En efecto, mientras la prensa de los patrones y la mayoría aplastante de los grandes capitalistas, que están entrelazados con las empresas trasnacionales, pretenden impedir que se vote por AMLO, una minoría de ellos y las organizaciones de empresarios ligados al mercado interno, así como los referentes de los capitalistas medios, aceptan la posibilidad de su triunfo, esperando cooptarlo. El voto de Donald Trump y del capitalismo internacional es también muy claro y se opone terminantemente a la posibilidad de que México deje de aplicar al pie de la letra las políticas económicas y sociales impuestas en Davos.

Estados Unidos considera que nuestro país es una mera extensión de su economía y un problema interior y Trump mira hacia las elecciones parlamentarias estadunidenses y sus posibilidades de relección. Por eso endurecerá aún más su política hacia Canadá y México y mantendrá su proteccionismo, que le gana apoyo interno, frente a las importaciones de cualquier producto, industrial o agrícola que pueda competir con la producción local.

Esa actitud, por otra parte, y la guerra de tarifas amenaza asfixiar la ligera recuperación de la economía europea y el crecimiento de la economía china, provocando como efecto secundario una baja de los precios de los productos minerales, de los carburantes y de todos los insumos para la industria y para los salarios (alimentos humanos y forrajes), lo cual tendrá efectos recesivos en México y en todo el mundo.

Citibank y un sector de la burguesía han indicado ya que aceptarán un gobierno “para frenar al tigre ” , sin cambios sociales importantes y con una política neoliberal y de sumisión a Washington, pero eso no es lo que quieren los votantes de AMLO que, como mínimo, exigen una política desarrollista, como la de los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo. Ahora bien, una política igual a la de Peña Nieto implica mantener la ocupación de la nación por las fuerzas armadas y aumentar la represión de las inevitables protestas y de los movimientos sociales que serían estimulados por la decepción y la ira de los votantes de AMLO si éstos se sintiesen estafados.

El Citi también se preocupa porque AMLO podría no obtener la mayoría parlamentaria, lo cual quiere decir que apuesta a la multitud de tránsfugas de otros partidos y de otros gobiernos de derecha que treparon al carro de López Obrador porque saben que la principal relación del tabasqueño es con el tigre que lo puede amenazar o que él podría tratar de controlar mientras que esa gentuza oportunista tiene, en cambio, una relación con el mercado , pues se vende sin problemas al mejor postor y demostró ser flexible, ultraconservadora y controlable.

Las opciones de la burguesía, por consiguiente, son dos: o un fraude descarado e inmediato oculta, como en 1988 y en 2006, el resultado real de la elección o, por el contrario, el establishment se inclina por domesticar al domesticador del tigre para poderlo ir adormeciendo y cortarle las garras. En el primer caso, la represión armada y masiva sería la principal respuesta de la clase dominante ante una respuesta popular indudablemente masiva y airada, pero desorganizada. En el segundo, el establishment ganaría tiempo y posiciones desgastando al gobierno de Morena ante sus seguidores, mientras practicaría una represión preventiva y desorganizadora para impedir o desunir las protestas sociales.

Hay un fraude en marcha con la compra de votos. Para los trabajadores y la población pobre que se niegue a vender su voto y sufrague en cambio por AMLO buscando construir un México más justo, más honesto, más equitativo y reformas de fondo que lo hagan posible, no hay otra opción que su organización y su independencia.

Eso necesitarán tanto si hay un golpe y se instaura una dictadura con AMLO en la cárcel o en su finca La Chingada, como si el tabasqueño es elegido para mantener la política del PRIAN y abandona las pocas promesas progresistas que formuló durante su campaña.

En un artículo titulado A Dios rogando y con el mazo dando recordé la semana pasada este proverbio para insistir en que es urgente y necesario cambiar la relación de fuerzas entre explotados y explotadores. Pero eso no se hace en las urnas, sino en las conciencias y en las movilizaciones y se concreta como frente anticapitalista unido que se apoye en una red de comités, de asambleas barriales permanentes de control y de organizaciones comunitarias surgidas de asambleas populares.

almeyraguillermo@gmail.com

Fuente: http://www.jornada.unam.mx

 

 

MORENA: a dios rogando y con el mazo dando

Guillermo Almeyra


Millones de mexicanos votarán por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y, por arrastre, por MORENA para intentar hasta lo último y por todos los medios pacíficos posibles defender lo que queda de los espacios democráticos y de las conquistas sociales y tratar de abrir el camino a un cambio social profundo.

Comparto y respeto su anhelo aunque no su esperanza pues, como socialista, apoyo toda lucha democrática hasta sus últimas consecuencias pero pienso también que la experiencia electoral no es un fin en sí misma sino sólo un medio para elevar la organización y la conciencia anticapitalistas en el combate por una solución de fondo, radical, a la pérdida dela independencia nacional y la explotación y dominación de las grandes mayorías por un puñado de grandes empresas.

Las elecciones no son más que un termómetro para medir la fiebre de la sociedad, que es lo que hay que encarar. Obtener el máximo de votos para el propio candidato es, por lo tanto, legítimo pero nadie puede creer que las papeletas en las urnas bastarán por sí mismas para transformar un país dependiente en independiente y a los oprimidos y explotados en dueños de su propio destino.

Reitero: si hay quien piensa que el triunfo electoral de AMLO podría favorecer la organización y unificación de los trabajadores para conseguir sus objetivos sociales, debe hacer la experiencia y votarlo. Pero antes y después de hacerlo es sensato trabajar para modificar la actual relación de fuerzas que hoy nos es desfavorable, crear comités de lucha, organizarse para resolver los problemas locales, regionales y nacionales más urgentes sin esperar a nadie ni de nadie sino de las fuerzas y la conciencia de las comunidades y las barriadas. Los creyentes pueden rogar a los dioses que ellos mismos han creado pero nada obtendrán si no trabajan arduamente para mejorar su suerte y acabar con el actual infierno cotidiano.

Quienes piensan votar por AMLO, háganlo pero organícense para lo que vendrá después de la elección. Porque la burguesía está dividida, un sector acepta el eventual resultado favorable a MORENA mientras otro, muy fuerte e importante, no o tolerará y, por lo tanto, las clases dominantes están divididas sobre la realización o no de un golpe antidemocrático mediante el fraude seguido por la imposición por la fuerza armada de un gobierno ilegal e ilegítimo o mediante la anulación del resultado favorable a AMLO y la instalación de un “gobierno de transición” basado en la fuerza militar aunque mantenga la cáscara vacía de las instituciones parlamentarias.

En efecto, el sector más fuerte y decisivo de la gran burguesía estrechamente enlazado con el capital financiero internacional rechaza ya el resultado previsible de las urnas mientras que un sector medio hace en cambio de necesidad virtud y acepta el eventual triunfo de AMLO esperando cooptarlo, contando con las amplias garantías que AMLO les ha ofrecido, aunque sigue desconfiando de él porque no ha surgido de los capitalistas, es para éstos imprevisible y podría ser desbordado.

El primer sector y el gobierno de Estados Unidos temen que aunque AMLO ofrezca gobernar con gran moderación su base de masas lo empuje y pueda llevarle a aceptar medidas sociales que vayan contra la actual tendencia del capitalismo mundial a la rebaja continua de los ingresos de los trabajadores, a la anulación de los espacios democráticos, a la eliminación de los sindicatos y de las organizaciones campesinas e indígenas combativas y al despojo y la destrucción del ambiente. Frente a esta alianza transnacional entreguista entre el gran capital mexicano y las grandes empresas extranjeras sostenidas por el gobierno de Trump pesan poco los cálculos y maniobras de los capitales medios y de la pequeñoburguesía conservadora.

Por eso el fraude está en el aire. Por lo tanto, si alguien quiere votar por AMLO lo importante es garantizar su voto organizando comités de control del resultado electoral, comités antifraude y por el respeto de la voluntad de los ciudadanos y comités de defensa de la democracia en todos los terrenos. Los anticapitalistas combatiremos lado a lado en ese terreno organizativo con quienes aún creen que es posible utilizar el voto como un instrumento para imponer un cambio social.

En el 2006 estuve entre los que ocupamos el Paseo de la Reforma en defensa de la democracia y AMLO recurrió a esa acción para controlar la ira del “tigre” y después desmovilizó a quienes le apoyaban y pedían organizar la resistencia civil. Ahora AMLO amenaza a los capitalistas diciéndoles que si no le dan el gobierno podrían perder el poder si el “tigre” (la rabia popular) se desatase en las calles y declara que si le roban la elección se irá a su rancho dejando a su movimiento sin dirección cuando más se necesitarán líderes y organización.

Por eso, como condición básica para imponer realmente un cambio social, el “tigre” debe salir del espectáculo en el que hoy participa como víctima y dejar de depender de las negociaciones entre el domador y los dueños del circo. No está solamente en juego la dignidad de millones de personas honestas y luchadoras y su autorespeto sino también y sobre todo La independencia del país o su transformación en colonia y la ampliación de los espacios democráticos cada vez más mezquinos o la instauración de una dictadura.

Aunque se vote, no vivimos la hora de las urnas sino la de la lucha y la autoorganización. No enfrentamos solamente a los funestos candidatos presidenciales de los partidos tradicionales sino a la dictadura que necesita implantar el gran capital para reducir aún más los salarios reales y depredar el país. Para dar validez al voto derrotando todo intento de fraude y tener fuerza para imponer un cambio radical son indispensables la independencia política y la organización masiva.

Fuente: http://www.rebelion.org


 
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